La depreciación funcional es un factor determinante que puede reducir de manera significativa el valor que se asigna a un inmueble durante una tasación.

Esta pérdida que experimenta un bien inmobiliario no depende tanto del desgaste físico, sino de la defectuosa adaptación, diseño obsoleto o carencias en la eficiencia energética que afectan su utilidad actual y futura. Comprender cómo incide la depreciación funcional en el valor de tasación es esencial tanto para propietarios como para inversores y entidades financieras.

depreciación funcional en una tasación

Qué es la depreciación funcional de un inmueble

Definición general

Se denomina depreciación funcional a la disminución del valor por obsolescencia, falta de adaptación al uso, distribución inadecuada o sistemas desactualizados

Relación con el VRB

Para calcularla, se resta del valor de reemplazamiento bruto (obra nueva) la pérdida ocasionada por la obsolescencia o deficiencias funcionales

Tipos de depreciación

Depreciación física

Es el desgaste tangible (grietas, envejecimiento de materiales), distinto de la funcional

Depreciación funcional

Incluye ajustes por distribución, diseño anticuado o instalaciones obsoletas

Obsolescencia funcional

Pérdidas por diseño o equipamientos desactualizados, por ejemplo, cocinas cerradas frente a concept open

Defectos en la distribución

Espacios mal aprovechados, relaciones disfuncionales entre estancias

Sistemas defectuosos

Fontanería, electricidad o climatización envejecida o ineficiente

Depreciación económica

Proviene de factores externos no contemplados aquí (localización, mercado).

Causas y factores que influyen

  • Edad y estado de conservación: aunque influye la depreciación física, también desencadena funcional por obsolescencia

  • Eficiencia energética: un inmueble sin aislamiento adecuado, ventanas modernas o sistemas eficientes sufre pérdidas funcionales ante la demanda actual por eficiencia energética.

  • Obsolescencia por características funcionales: cambios en preferencias del mercado inmobiliario (como viviendas adaptadas a teletrabajo) pueden amplificar la depreciación funcional.

Cómo determinar la depreciación funcional

  1. Valor de reemplazamiento bruto (obra nueva) – VRB.

  2. Restar depreciación física y funcional (incluidos defectos de adaptación y obsolescencia).

  3. Existen métodos como Ross‑Heidecke o análisis basado en ajustes tipo “presupuesto de reparación”

Importancia para tasaciones inmobiliarias

  • Impacta directamente en la valoración del inmueble, reduciendo el precio de mercado.

  • Ayuda a justificar ajustes en el informe de tasación, especialmente cuando hay deficiencias funcionales o baja eficiencia energética.

  • Es clave en valoraciones para entidades financieras y el mercado .

Tipos de depreciación funcional y su cuantificación

  • Obsolescencia ante tecnología moderna: por ejemplo, cocinas sin certificación energética.

  • Distribución ineficiente: espacios que afectan la habitabilidad o conectividad entre estancias.

  • Sistemas anticuados: calefacción, aire acondicionado o fontanería ineficaces.

Estas pérdidas se cuantifican mediante análisis comparativo de mercado, tablas de depreciación estructurada o presupuestos correctivos.

Claves para mitigar la depreciación funcional

  • Reformar cocinas y baños con criterios de eficiencia energética.

  • Mejorar aislamiento térmico o instalar ventanas eficaces.

  • Rediseñar la distribución para adaptarse a tendencias actuales (espacios abiertos, estancias polivalentes).

Conclusión

La depreciación funcional –la pérdida que experimenta el valor de un inmueble debido a su defectuosa adaptación o obsolescencia– es fundamental en tasaciones inmobiliarias modernas. Afecta la distribución, las instalaciones y la eficiencia energética, y debe cuantificarse correctamente para estimar el valor real del activo y asesorar bien al cliente.

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